La paleta ibérica, muchas veces eclipsada por su hermano mayor, el jamón, guarda un carácter propio, intenso y concentrado. En Monte Dorado la tratamos con la misma dedicación y respeto, porque sabemos que en su menor tamaño reside una profundidad de sabor que conmueve.
Cada paleta que elaboramos nace del mismo origen noble: cerdos ibéricos criados con respeto, alimentados con bellotas o piensos naturales según su categoría, y curados con paciencia durante más de 16 meses. El resultado es una pieza más ágil, ideal para el consumo diario, pero sin renunciar a la grandeza de lo ibérico.
Paleta de Bellota 100 % Ibérica Pata Negra Monte Dorado
Paleta de Bellota 50% Ibérica Monte Dorado
Paleta de Cebo de Campo Ibérica Monte Dorado
Paleta Fuera de Norma Monte Dorado
Paleta 50 % ibérica de Cebo Monte Dorado
Paleta Serrana Gran Reserva Monte Dorado
Un formato que concentra la esencia
La paleta, por su morfología, permite una curación más rápida que el jamón, lo que da como resultado una carne más firme, sabores más marcados y una grasa con un punto más profundo. Es una pieza que se abre con facilidad, se disfruta con ligereza, pero que despierta en boca una intensidad extraordinaria.
En nuestras bodegas, cada paleta es tratada como una obra en proceso: colgada, vigilada, acariciada por el aire limpio del sur y por la sabiduría del tiempo.
Elegancia, autenticidad y versatilidad
Monte Dorado ofrece una gama completa de paletas, desde la 100 % ibérica de bellota, auténtica joya del ibérico, hasta piezas fuera de norma que esconden tesoros gustativos. Son ideales para compartir, para regalar o simplemente para disfrutar sin complicaciones, en cualquier ocasión que merezca algo más que lo cotidiano.
La paleta ibérica tiene algo de íntimo, de doméstico, de cotidiano. Es generosa en el corte, noble en el sabor, y capaz de conquistar desde el primer bocado.
Pequeña en tamaño, inmensa en sabor
Si el jamón es la obra completa, la paleta es el poema breve y perfecto. Y como todo buen poema, deja una huella.
En Monte Dorado la trabajamos con la misma exigencia, el mismo respeto y la misma pasión que nuestras piezas más nobles. Porque sabemos que lo esencial, muchas veces, se encuentra en lo pequeño.





